Esta antología de doce obras de Febo Martí (Mar del Plata, 1919 – Buenos Aires, 2008) plantea una síntesis de su trayectoria entre 1949 y 2007. Al comienzo, Martí atravesó las influencias cubistas con una independencia y una autonomía que sobresalen, como vemos en Composición (1958) y Figura y Flor (1959). Era un momento en el que no había un camino definido, sino búsquedas y cuestionamientos. A partir de 1952 integró el Grupo de los 20 Pintores y Escultores¹ con quienes compartía ideas vinculadas con la no-figuración y expuso en reiteradas ocasiones. Dicha tendencia prevaleció en los sesenta, cuando prioriza el uso de la luz de acuerdo con las vibraciones cromáticas, como en Paisaje (1963). 

Para Martí los setenta y los ochenta oscilan entre figuración y no-figuración. Explora con la yuxtaposición del retrato y la naturaleza muerta en Recuerdos (1985) y remite de nuevo al cubismo en la gran pieza Ventanal (1988). Vuelve a predominar la no-figuración y enfatiza un expresionismo en la pincelada: Mesa con jarros (1988), Paris (1998) y Tótems (2000). Su último período se direccionó de manera deliberada hacia la abstracción en Nudo de color (2004) y Estructuras (2007).

Esta selección de obras, que pone en valor su legado, refleja la modernidad que vivió Febo Martí, y deja al descubierto varios de los debates plásticos del arte argentino de una parte del siglo XX. A pesar de los dogmatismos y, como un verdadero equilibrista, Martí no vaciló en mostrar su verdad interior, ni en transitar las fronteras entre la no-figuración y la abstracción y, tampoco, en conjugar lo racional con lo sensible de una forma singular.