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Trascender
Una mirada contemporánea del arte medieval
“No tienes un alma. Eres un alma y tienes un cuerpo” Clive Staples Lewis
La Cristiandad, como período histórico, comenzó con la caída del imperio romano de Occidente en el siglo V y terminó con el descubrimiento de América en el siglo XVI. A lo largo de estos siglos el arte se caracterizó por un simbolismo profundo con un fuerte arraigo en la fe cristiana. En esta exhibición, se pueden contemplar íconos inspirados en esa época como destacados ejemplos de la devoción de artistas medievales de hoy.
La técnica rescatada de hace más de mil años implica también una serie de pasos rituales que incluyen la oración y el ayuno de los artistas. Se busca lograr una representación precisa y fiel del tema sagrado, siguiendo una iconografía establecida y un estilo artístico específico. El objetivo es crear una ventana al mundo divino que pueda ser utilizada como herramienta de oración y contemplación.
El arte cristiano medieval tiene un sentido relevante incluso en un mundo como el nuestro, que más allá de los progresos materiales en relación a otras épocas, puede parecer confundido en muchos sentidos.
La visión tradicional del arte nos conecta con una parte importante de nuestra historia y tradición cultural. Puede servir como una ventana hacia el pasado, permitiéndonos comprender y apreciar las creencias, los valores y las expresiones artísticas de las generaciones anteriores. Esta conexión nos ayuda a tener una mayor comprensión de nuestra propia identidad y herencia cultural.
En esta muestra veremos escenas bíblicas y figuras sagradas que pueden inspirarnos espiritualmente y estimular la reflexión sobre nuestra relación con lo divino. En un mundo desorientado, estas representaciones pueden servir como recordatorios de valores espirituales, proporcionando un sentido de propósito más allá de las dificultades contemporáneas.
Este arte, que no trabaja la proporción ni la perspectiva en el sentido al que estamos acostumbrados desde el renacimiento, más que transmitir una experiencia solamente estética, se propone como objetivo más esencial transmitir las tres virtudes centrales del cristianismo: la fe, la esperanza y la caridad. La fe nos conecta con lo divino y nos da una base sólida para enfrentar los desafíos. La esperanza nos permite mantener la visión de un futuro mejor, incluso en medio de la adversidad. La caridad nos impulsa a amar y servir a los demás, brindando consuelo y esperanza a aquellos que sufren. Estos valores son relevantes en cualquier época y pueden servir como guías para enfrentar nuestros desafíos de hoy. El propósito de esta muestra puede recordarnos la importancia de cultivar estas virtudes y practicar acciones que promuevan el bienestar y la armonía en la sociedad.
De esta manera, mostrar arte sacro en un mundo despedazado puede ayudarnos a conectarnos con nuestra historia, encontrar inspiración espiritual, experimentar la belleza y reflexionar sobre valores universales. Estas expresiones artísticas pueden ser una fuente de consuelo, sanación y renovación en medio de las dificultades y desafíos de nuestro tiempo.
La figura de jesucristo en el medioevo
La representación de Jesucristo crucificado acompañado de la Virgen María y San Juan es una representación de lo que sucedió en los últimos momentos de su vida, cuando al pie de la cruz solo quedaron sus verdugos y estas dos personas de su más íntima confianza, junto a otras mujeres que no aparecen en la imagen. Es un cuadro de cierta soledad, ya que Cristo fue abandonado por sus amigos en su momento de máxima prueba.
La palabra “Pantocrátor” significa “gobernante de todo” o “todopoderoso”. En la iconografía cristiana esta es una representación de Cristo como el Rey y el Juez supremo. Se le muestra con una expresión serena y majestuosa, con la mano derecha levantada en bendición y la mano izquierda sosteniendo un libro o un rollo que simboliza la Palabra de Dios con el Alfa y la Omega, es decir, la primera y la última letra del alfabeto griego.
El ícono Pantocrátor, que combina elementos del Jesús de la Divina Misericordia, es una representación visual que fusiona dos conceptos importantes en la teología cristiana: la soberanía divina y la misericordia infinita de Jesucristo.
La imagen del Jesús de la Divina Misericordia se basa en las visiones de Santa Faustina Kowalska, una santa polaca de principios del siglo XX. En esa representación, entre otros elementos Jesús aparece con una túnica blanca, mostrando su pecho herido de donde mana sangre y agua, y levanta la mano en un gesto de bendición.
Estos dos elementos de la imagen del siglo XX, la sangre y el agua, son aunados con la soberanía y la misericordia de la tradicional. Vemos de esta manera a Jesús como el Pantocrátor, pero con los rasgos y los símbolos específicos del Jesús de la Divina Misericordia. La imagen nos muestra entonces a Jesús en su gloriosa manifestación como Rey y Juez, pero también como la fuente de misericordia y redención. Es una representación que combina la majestuosidad y la compasión divina en una imagen única que nos invita a confiar en la misericordia y el amor inagotables de Jesús.
La “Pupila del Ojo de Dios” se basa en la creencia de que Dios ve y conoce todo, incluso lo que sucede en los rincones más oscuros y ocultos del mundo, como los infiernos. Esta representación enfatiza la omnipresencia de Dios y su poder para liberar a las almas del pecado y la condenación. Al descender a los infiernos, Jesucristo demuestra su dominio sobre todas las cosas, incluso la muerte y el mal.
El icono “Jesús con el Discípulo Amado” nos muestra un episodio de la Última Cena, cuando san Juan apoyó su cabeza sobre el pecho de Cristo. La imagen enfatiza la importancia del amor y la amistad en la relación con Jesucristo. También sirve como un recordatorio de la disposición de Jesús para revelarse a aquellos que lo aman y buscan una relación cercana con él.
La virgen María en el Medioevo
La virgen María en el Medioevo
La figura central de este ícono es la Virgen María sosteniendo al niño Jesús en sus brazos. La gran copa con los cauces de agua representa a las tres fuentes de las que mana la vida del cristiano: la Biblia, inspirada en los escritores del antiguo y nuevo testamento y recopilada por la iglesia en el siglo IV. La Tradición, que es el conjunto de prácticas orales que la iglesia viene sosteniendo desde el inicio de su existencia, y la Liturgia, que es la recreación de todas estas fuentes, lo que las hace presentes y nos da el acceso a ellas.
En este icono, la Virgen María sostiene el cáliz como un recordatorio del sacrificio de Cristo por la salvación de la humanidad y como una prefiguración de la Eucaristía, donde el vino se convierte en la sangre de Cristo durante la celebración del sacramento. El cáliz que la Virgen María sostiene en la mano derecha simboliza el sacrificio de Jesucristo en la cruz. Se refiere a la Última Cena, cuando Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía utilizando un cáliz para representar su sangre, que se derramaría por la redención de la humanidad.
La Virgen de Fátima es una advocación mariana basada en las apariciones de la Virgen María que ocurrieron en 1917 a tres niños pastores en Fátima, Portugal. Estos niños eran Lucía dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto. Según los relatos, la Virgen se les apareció seis veces entre mayo y octubre de 1917, revelándoles mensajes y pidiendo oración, penitencia y devoción a su Inmaculado Corazón para la conversión y la paz en el mundo.
Valentín Juárez
– curador
Artistas: CRISTIAN GAONA, MIGUEL FRETES, CRISTIAN SANCHEZ Y FRANCIEL ANDRADE
Curaduría: VALENTÍN JUÁREZ
Inauguración: 06/09/2023
Docentes: EUGENIA GARAY BASUALDO / YANINA ISPIZUA
Diseño web: LAURA PALADINO
Carrera: LICENCIATURA EN CURADURÍA Y GESTIÓN DEL ARTE
Dirección de la Licenciatura: LUCIANA GARCÍA BELBEY
Dirección del Departamento de Arte:
MARÍA ELENA BABINO
Los artistas
El grupo de artistas IKON nace en Buenos Aires en el año 2016. Aunque su historia comienza antes, cuando todavía estaban realizando su formación como artistas y se conocieron en un congreso de iconografía cristiana en la provincia de Córdoba. El colectivo artístico comenzó a tomar forma hasta que finalizados los estudios formales de cada integrante, se radicaron en la Ciudad de Buenos Aires en el mencionado año. Comenzaron así a especializarse en las técnicas iconográficas griegas y rusas bajo la tutela de maestros particulares. Los materiales, las técnicas y la vida de oración, requeridas por este nuevo camino que habían elegido les exigió aprender muchos procesos desde el inicio, ya que como se puede notar a simple vista, la técnica de las obras es totalmente distinta a las de otras pinturas ya sean tradicionales o contemporáneas. Cristian Gaona, Cristian Sanchez, Miguel Fretes y Franciel Andrade no habían participado de ningún certamen ni feria de obras ya que sus intereses van por otro lado. Recién este año Miguel Fretes decidió presentar su Pantocrátor en la Bienal de Arte Sacro 2023 y fue seleccionado junto a otros 47 artistas entre 506 competidores. Fuera de este reconocimiento reciente, el grupo IKON realiza su trabajo por encargos particulares, fuera de las galerías y exposiciones, en el silencio de su taller comunitario.
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