¿Es posible saber con certeza cuánta agua cae por segundo en una catarata? ¿Acaso tiene sentido preguntarlo? La oposición entre lo inconmensurable y el hombre no hace más que reducir al sujeto a una vida finita e insignificante. Según Kierkegaard “el ser humano es una síntesis de lo temporal y lo eterno, de lo finito y lo infinito”. En la obra de Gabriela Messuti la naturaleza conlleva la potencia de producir placer o displacer en el espectador. El modo en el que se presentan los paisajes da cuenta de la magnitud de lo inabarcable para el ser humano. Es difuso el límite entre la realidad y la abstracción.
Es usual que Messuti trabaje en tres o cuatro proyectos en paralelo, como en un timeline de cine. Durante el transcurso de diez años realizó la serie Conejo de la que deriva o, mejor dicho, comienza a tomar voz propia Hilos, cuya génesis se produjo en el año 2012. Surgió de la necesidad de apelar a otras reglas y recursos. En 2019, expuso por primera vez la serie Hilos en el Centro Cultural Borges con la curaduría de Eduardo Stupía en el ciclo La línea piensa. En esa ocasión, el curador señaló que Messuti “desarrolla su fantástica geografía de luces y sombras, de marejadas y relámpagos, de arborescencias y fungosidades, transitando el delgado hilo de la representación que de repente se torna inapresable, porque para ella se trata de exponer “relaciones, y no cosas”, dado que “eso constituye lo que somos”. (Stupía, 2019) En el mismo año exhibió en David Lolly Gallery (Cambridge, Londres) dibujos en tinta sobre papel de 2013 y otros lienzos que pintó en su estadía londinense, y que aún continúan allí.
La selección de obras que integran esta exposición virtual parte de la idea de contrastar el inicio de ésta serie -aún en curso-, cuando la artista trabajaba de manera directa con la naturaleza, con el contexto actual de la pandemia en el que las formas de exhibir tuvieron que ser reinventadas. Este recorte cobra una fuerza más extrema con la intensidad del encierro, la soledad en nuestros hogares y las restricciones sociales que potenciaron la introspección y el hastío. Asimismo, trata sobre lo inmenso que no podemos controlar cuando la luna es sucedida por el sol en un orden seriado de un ciclo interminable. Un tiempo sin medida en el que la liberación es momentánea. De todos modos, siempre habrá un nuevo deseo, o problema, que afrontar. Y, en cualquier caso, somos esclavos de nuestras propias percepciones y en los trabajos de Messuti nos encontramos con un rastro de diamantes, agua, piedras, vapores e hilos bajo la luz tenue de lo que suponemos es la nocturnidad. Justamente, esa luz nocturna da lugar a ver cosas que no son y también nos brinda la ilusión de lo conocido. Olas negras, que generan en simultáneo atracción y rechazo, rompen con violencia sobre rocas o ruinas. Caminos atravesados por hilos que flotan y dificultan el paso en rutas deshumanizadas. La vegetación sirve de remanso entre la dualidad blanco negro. Los sutiles pasajes de tonalidades grises traen a la conciencia lo aparente y lo oculto.
Messuti nos presenta el paisaje estratificado y fragmentado. Nos define desde dónde elige ver: al pie de la ladera de una montaña o subida a lo más alto de una ola. En medio ubica nubes que devienen medusas en un cielo apocalíptico, o bombas atómicas para la destrucción y la caída en el desánimo. En una de las imágenes predomina el blanco que tal vez sea el vapor de un geiser o la luz de un mediodía sobre la nieve. Pero, al mismo tiempo, Hilos. En espiral es una oportunidad para liberar la imaginación en múltiples ejercicios de interpretación. El contraste del blanco y negro se inicia en una convicción que ella explica así: “Lo técnico y lo inspirador están entrelazados. Pinto aquí y ahora sobre una base blanca para poder sumar o retirar oscuridad con rapidez antes que se seque la pintura.” En este sentido, la destreza poco común de Messuti le permite trabajar de igual manera con tinta y acrílico sobre papel, tela y madera, y adaptarse a diversas formas (tondos) y escalas (dípticos de gran tamaño).
@dani.laigle.saffier
*Novalis. Hymnen an die Nacht, © 1797-1800. Himnos a la Noche.Traducción y notas de Eduardo Barjau. Editora Nacional. España. Madrid. Ediciones Orbis S. A., 1982.
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